EL MISTERIO DE LA LLAVE


   Luego de la rápida rehabilitación de Lex, ella salió del hospital y junto al grupo, se alojó en una edificación de dos plantas a 15 kilómetros fuera de la capital.

Peter:- Bueno, creo que es tiempo de que regresemos a casa ¿No creen?

Tommy:- Si, ya hemos estado mucho tiempo fuera del hogar.

Lex:- Aún no puedo regresar, muchachos.

Ian:- Tranquila, Lex, ya nadie podrá hacerte daño. Los pocos directivos inescrupulosos de Ingen, que deseaban que tú y Tim, no regresaran ya no están en la compañía.

Lex:- No es eso – Vestida con una bata, se aproximo al balcón de la terraza, desde donde se tenía una vista panorámica del valle.

Peter:- ¿Hay algo más que no nos has contado?

Tommy:- Creo que ha llegado el momento de saber cómo murió Tim.

    Como si se tratara de un flashback, Lex, fijo su mirada al horizonte, mientras sus recuerdos de aquella noche, le impidieron escuchar las preguntas de sus amigos.   Tim y ella, hacían la fila en la aduana del aeropuerto nacional de Nicaragua, ansiosos de salir.

Tim:- ¿Ves al doctor?

Lex:- No, aún no.

Tim:- ¿Crees que vendrá?

Lex:- Se escuchaba un poco asustado, pero no dudo que vendra.

Tim:- Tengo un mal presentimiento en todo esto.

Lex:- Cálmate. No demuestres ningún tipo de nerviosismo.

    Luego de chequearse, se apresuraron a la sala final, a recoger el equipaje y luego, a la salida.

Tim:- Mira, ahí está él.

    Un hombre de estatura media, de unos sesenta y cinco años, ataviado con una camisa blanca a rayas tradicional del lugar, y un sombrero, les dio la bienvenida.

Doctor:- ¿Cómo estuvo el vuelo desde San José?

Lex:- Muy bien, doctor. ¿Cómo ha estado usted?

Doctor:- No hablemos aquí, será mejor que vayamos por el vehículo. Ya tendremos tiempo para hablar.

   Los tres caminaron hacia el parqueo, sin percatarse que eran seguidos por dos misteriosos hombres, a corta distancia.  Tomaron un vehículo y se enrumbaron al centro, mientras los dos hombres hicieron lo mismo en otro automotor que ya los estaba esperando.

Tim:- Doctor, ¿Por qué tanta seguridad? ¿Pasa algo malo?

Doctor:- No confió en nadie más que en ustedes. – su voz se volvió melodramática – y ustedes no deben de confiar en nadie, y menos en esos pelmazos de Ingen.

Lex:- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

Doctor:- Desde la muerte de su abuelo, el bueno de John Hammond, solo escorias han llegado a presidir la mesa directiva de la empresa, y ahora solo ustedes dos quedan, para dirigir el futuro de ella. Ustedes son los únicos y legítimos herederos de John Hammond, chicos.

Tim:- ¿Ah, si?

Doctor:- Si, pero hay quienes no lo desean, y ahora están tras ustedes.

Lex:- ¿Cree que nuestra vida está en peligro, doctor?

Doctor:- Así me temo querida Lex.

Tim:- Pero nosotros no tenemos interés alguno en la empresa. Por mi, que la vendan o desaparezca me da lo mismo. Yo quiero continuar con mi vida.

Lex:- Igual yo, Doctor. Simplemente, anunciaremos que renunciamos a los derechos por la empresa y así nadie tendrá que preocuparse por nosotros.

Doctor:- No es tan fácil, chicos, no lo es.

Tim:- ¿Por qué lo dice?

Doctor:- ya habrá tiempo para hablar ¿Tienen hambre?

Tim:- Uh, tengo tanta hambre que me comería un brontosaurio

Lex:- No bromees.

     Pasaron por un restaurante de comida rápida para llevar, mientras eran vigilados por el misterioso vehículo a poca distancia.  Luego se dirigieron a una colonia, de varias casas contiguas, y en una de ellas, se detuvieron, y el doctor les invito a ingresar a una de ellas.

     En su interior, la pequeña sala estaba llena de papeles, y de fotografías, por todos lados.

Tim:- ¿Las islas sorna y nublar?

Doctor:- Así es.

Lex:- Pero tengo entendido que el gobierno de Costa Rica, las ha clausurado, y en conjunto con otros países, han arraigado la fauna que creó mi abuelo.

Doctor:- Así es, pequeña. Ya esos dinosaurios pasaron a la historia.

Tim:- Pero tengo entendido que una bandada de pterodáctilos, lograron salir de la segunda isla. ¿No es así?

Doctor:- Así es, Tim. Junto con el Dr. Grant, pudimos darle seguimiento donde se asentaron, y exterminarlos.

Lex:- Entonces, definitivamente todo lo invertido por mi abuelo, ya no existe. La empresa irá a una quiebra definitiva por la gran deuda con los inversionistas.

Tim:- Y del gran caos que provocó aquel rapto del tiranosaurio en la ciudad de San Diego.

Lex:- ¿Caos? – se sonrió – Ya hablas como el doctor Malcolm.

Doctor:- He perdido comunicación con él. ¿Qué ha sido de él?

Tim:- Se encuentra retirado de todo tipo de investigación. Su libro no fue el más vendido, y eso lo envió a la jubilación con su hija.

Doctor:- ¿Hija?

Lex:- Si, doctor. El doctor Malcolm tiene una hija ¿No lo sabía?

Doctor, susurró:- ¿Y el hijo?

Tim:- ¿Qué dijo, doctor?

Doctor:- Nada, nada. Será mejor que les muestre sus habitaciones.

Lex:- Bien.

    Cada uno tenía preparado una habitación. Tanto Lex como Tim, se cambiaron y se sentaron en un viejo sofá, para hablar con el doctor.

Lex:- Doctor, cuando usted nos llamó, nos dijo que estaba en San José, pero al llegar ahí, ya no se encontraba, y luego su sorpresiva aparición acá. ¿Por qué?

Doctor:- Yo fui designado por el gobierno de costa rica junto a otros colegas para clausurar el parque en nublar. Ahí encontré un vehículo destruido en los alrededores del centro de visitas.

Tim:- ¿Un vehículo destruido? No comprendo.

Doctor:- No sé de quién era, pero pareciera que se había extraviado en su búsqueda de localizar la carretera hacia el muelle.

Lex:- ¿Y qué paso?

   El doctor, guardo silencio y luego continúo.
Doctor:- El asunto no fue encontrar el automóvil que pertenecía al proyecto del parque, sino lo que había a unos metros del mismo.

Tim:- ¿Y qué fue?

Doctor:- Un envase que contenía ADN

Lex:- ¿Un envase? ¿Cómo? Ahora si estoy perdida.

Doctor:- De alguna forma, alguien trató de robarse varios especímenes del laboratorio del doctor Wu.  Y por la tormenta que desató aquel pandemónium de la Isla, el envase fue cubierto por una gruesa capa de lodo y ramas.  Pero, a los días de nuestra llegada, lo encontré, pero no lo reporté.

Tim:- ¿Qué hizo qué?

Lex: - Doctor, usted no estuvo en ese momento. Tim y yo estuvimos a punto de morir en ese parque. ¿Por qué no reportó el hallazgo?

Doctor:- No lo sé, no lo sé. – se levanto desesperado. – Traté de comunicarme con el Dr. Grant, luego con Malcolm, pero ya ellos estaban en giras y en otros trabajos, que cuando deseaba mencionar el tema, me evitaban.

Tim:- ¿Supo que el Dr. Malcolm, regresó a la isla para rescatar a un grupo que fue enviado por mi abuelo?

Doctor:- Si, lo sé, Timmy, todo eso lo sé.

Lex:- Es peligroso lo que hizo, doctor. ¿Y qué hizo con el envase?

Doctor:- Lo guardé bajo conserva criogénica, hasta que vi en televisión, sobre el relevo de dirección de la empresa Ingen, y sobre la posible quiebra. Y fue cuando decidí salir al anonimato y hablar con alguien.

Tim:- ¿Con quién?

     El motor de un vehículo, interrumpió la conversación. El doctor se levantó abruptamente, y se dirigió a la ventana y nervioso observaba el exterior.

Lex: - ¿Doctor, le pasa algo?

Doctor:- Esa gente me persigue.

Lex:- ¿Qué gente?

Doctor:- Cuando ellos descubrieron lo que poseía, desearon que se los entregara a cambio de dinero. Pero yo sabía que esto erra el patrimonio de ustedes dos, chicos. Y me rehusé.  Les dije que solo lo entregaría hasta que ustedes dos estuvieran presentes. Al día siguiente de esa reunión, unos hombres llegaron a la universidad preguntando por mi. Mi asistente, fue golpeado hasta la muerte, pero no les dijo nada y yo tuve que escapar.

Lex:- A Costa Rica ¿Por qué?

Doctor:- Ahí tenía amigos aún, de la época del parque. Pero de alguna forma ellos supieron y me siguieron, por lo que tuve que despistarlo hacia acá.

Tim:- ¿Aún tiene el envase, doctor?

Doctor:- Ya no, es algo complicado, pero ustedes son los únicos que deben de saberlo todo.
Lex:- ¿Saber qué, doctor?

Doctor:- Sobre la Isla Ginseng.

Tim:- ¿Sobre qué?

    En eso golpearon la puerta con fuerza.  El doctor, se levantó llevando a los chicos a la parte de atrás del aposento, mientras se oía como quebraban la puerta de una patada. Todos se dirigieron hacia el patio, donde el doctor les ayudaba a los chicos, a cruzar el muro.

Doctor:- Lex, no podré seguir con ustedes, toma.

Lex:- Vamos, doctor usted puede.

      Le entregó una pequeña llave color plateada, en el instante que los hombres tomaban de los hombros al doctor y desaparecía en el interior del lugar ante la mirada estupefacta de la chica.

Tim:- Vamos, Lex, corre – le gritó enérgicamente.

       Ambos, corrieron con rumbo desconocido entre las calles de la urbanización. Un vehículo venía detrás de ellos.

Tim:- La única forma es que nos separemos, Lex.

Lex:- No, Tim, no puedo dejarte solo

Tim:- Vamos, es la única forma. Nos veremos en la embajada americana.

Lex:- ¿Y dónde es eso?

Tim:- Vamos, hermanita, sobrevivimos al parque, y no vamos a sobrevivir a esto.
Lex:- Te quiero mucho, hermanito, cuídate.

Tim:- Claro que sí, es lo que sé hacer mejor.

    Ambos se abrazaron, y corrieron en sentido contrario.  El automóvil detectó el movimiento de Tim, lo cual era el plan de él para alejarlo de Lex.  Ella, se escondió detrás de unos barriles, mientras observaba como aquel carro aceleraba para alcanzar a su hermano.  De pronto, escuchó unos disparos.  Ella se conmocionó, mientras su corazón latía aceleradamente.  Solo logro escuchar cuando alguien del automóvil, aseguró que habían logrado darle al blanco.  Ella, permaneció unos instantes ahí, mientras lloró.

Peter:- ¿Lex? ¿Te sientes bien?

Lex: Si, perdonen chicos. ¿Qué decían?

Tommy:- ¿Cómo murió tu hermano?

Lex:- Le dispararon.

Peter:- ¿Qué? ¿Por qué?

Lex:- Para salvarme. Por ello, es que aún no me puedo ir ¿Entienden?

Ian:- No, Lex, no entendemos. Ya aquí no hay nada que hacer.

Lex:- Si lo hay. La muerte de mi hermano no debe quedar en vano. Debemos descubrir por qué. Y para ello hay que ir allá

Peter:- ¿Allá? ¿A dónde, Lex?

Lex:- A la Isla Ginseng.

CONTINUARA….

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